domingo, abril 18, 2010

Tamara Lempicka: representante máxima del art decó

Los que la critican hablan de su mundo fácil, despreocupado y superfluo, mientras su país late bajo la revolución roja. Para no desmentirlo ella se pinta con largos guantes amarillos, en un famoso Bugatti verde. Y en las fotos aparece con pulseras anchas, fumando cigarrillos en boquillas de ébano. Tamara abandona Rusia y vive en Francia, Italia y Estados Unidos retratando a aristócratas, condes y reyes que añoran el esplendor de la nobleza. Pero sobre todo pinta innumerables mujeres con cuerpos que derrochan vitalidad en una técnica perfecta. Arte por el arte. Y también por dinero. Entonces un cambio. Para conocer su sombra, se recluye en un convento en Suiza. Solo allí comienzan a aparecer campesinos, viejos con mandolinas, mujeres con niños, vírgenes y una madre superiora con tristísimos ojos azules.

miércoles, abril 07, 2010

Un ángel en el piano: Martha Argerich


El Colón, el gran teatro de ópera de Argentina, está lleno de gente. Martha Argerich, aparece por la derecha, saluda tímidamente y se sienta en la butaca del piano. La orquesta sinfónica de la ciudad comienza la breve introducción del concierto de Schumann en la menor. Es uno de los más grandes conciertos para piano de todos los tiempos. Entre sinfonía y gran sonata ha sido interpretado por los artistas más renombrados. Esta vez la forma es prodigiosa. Los acordes son veloces. Precisos. Con una transparencia única. No es solo mera técnica. Cada nota hace brotar del alma un torrente indescifrable. Cuando finaliza, la ovación es tan inevitable como lógica. Martha tiene esa noche solo 10 años.

sábado, abril 03, 2010

Dora Maar: musa y fotógrafa

El encuentro ya es mítico. El café Deux Magots de París está lleno de gente y ruido. En una de las mesas una mujer elegante juega con una navaja. Sin precisión hace muescas en la mesa. A menudo se lastima y la sangre mancha sus guantes negros. Es pintora y fotógrafa. Una mujer independiente, moderna. Amiga de surrealistas ha sido amante de Georges Bataille. Un poco más allá un señor ya entrado en años, bajo y canoso conversa con Paul Eluard. Es un famoso pintor español y se siente atraído por el rojo que brota de las manos cortadas. Cuando se le acerca y le pregunta en francés ella le responde en castellano con acento argentino terminándolo de cautivar. Durante meses él pintará sus facciones graves, entre tristes y desesperadas. Hasta que el gobierno español le hace un encargo y decide inmortalizar el bombardeo alemán a un pueblo del país vasco. Ella ya se ha convertido en su compañera. Es también la única que puede estar cerca cuando el pintor trabajaba. Incluso obtiene un permiso que hasta ahora nadie ha logrado: fotografiar cada día los bocetos. Pablo Picasso copia su rostro para las cuatro mujeres que aparecen en el cuadro más famoso del siglo XX. Dora Maar es quien se retuerce de dolor al lado del toro impasible. Quien grita junto al caballo y el guerrero muerto. Es también la que llorando porta la luz en el Guernica.