sábado, marzo 27, 2010

Charlotte Salomón, buscando la vida




Se llama Charlotte Salomón y está llena de miedo. Todas las mujeres de su familia se han suicidado. Su madre. Su abuela. Su bisabuela. Su prima. Y sus tías. Ella hace lo imposible por no querer morirse y encuentra en los colores un poco de resguardo. Su espíritu se expresa y pinta. Es joven y tiene ganas. Aparecen algunas flores. Algunas playas. Una pareja queriéndose. Después su trazo sencillo empieza a copiar soldados nazis, banderas con la cruz gamada y otros signos del horror. Un día. Un maldito día la obligan a subirse a un tren por ser judía. De inmediato se llena de un presentimiento espantoso: de esta muerte que le viene de afuera no podrá escaparse. Ni ella, ni el niño o la niña que está creciendo en su panza. Aun así, con los ojos cerrados ve el cielo que está rojo y es hermoso. De prisa alcanza a entregarle a un hombre dos paquetes prolijamente atados. En 1943, con solo veintiseis años, Charlotte es asesinada en un campo de concentración. Sus casi ochocientos dibujos pudieron salvarse.

viernes, marzo 12, 2010

Endehunna: los versos más antiguos

Sentada en su templo, descalza, Endehunna escribe en tablillas de arcilla himnos, poemas, oraciones. Ella es hija del emperador acadio Sargón y vive en Babilonia, el primer reino histórico que se tenga memoria. Mientras busca las palabras, verso a verso, enciende el fuego como suprema sacerdotisa. Los poemas más antiguos que se conocen nacieron de la mano de esta mujer. Y no cuentan ni guerras, ni conflictos, ni engaños sino alabanzas a la diosa Inanna, la gran madre del cielo y la tierra.

jueves, marzo 11, 2010

Leonora Carrington: la última surrealista con vida



En mayo de 1940, los alemanes entran a Francia. Max Ernst es llevado por segunda vez a un campo de concentración por pertenecer al movimiento de intelectuales antifascistas. Su esposa, aunque inglesa, escapa a España y se siente asfixiada por los muertos. Siente que la tierra roja es la sangre seca de la guerra civil. Su estómago se mueve como un terremoto. Contra su voluntad es internada a pedido del cónsul británico en Santander. Allí se da cuenta que Covadonga, Amachu y Abajo no formaban parte de Egipto, China y Jerusalén, sino que son pabellones para dementes. Colgada a los barrotes como un murciélago, decide escapar de manera urgente. Cuando por fin llega a México, los personajes suben y se acomodan solos en sus cuadros. Hay mujeres que al mismo tiempo son ramas, nidos y pájaros. Monjitas que se ahogan en el vaso de agua de su virtud. Nigromantes y astrónomos de larguísimos sombreros. Minotauros que comen en mesas. Bosques de fantasmas, de larvas y de hongos venenosos. Vasijas que crean ríos. Leonora, no puede ni quiere explicar nada. Que cada quien entienda a su manera.

sábado, marzo 06, 2010

Renee Vivien resucita a Safo


Aunque solo vivió 32 años viajó para conocer las maravillas egipcias. El encantamiento de los faraones desaparecidos. A Isis con las alas verdes que protegían a los muertos. A Anubis con cabeza de buitre pesando su corazón en la balanza suprema. Vio el altar terrible de la antigua Eleusis. Las piadosas y paganas bellezas de Sevilla. La interminable Arabia y sus mil caravanas. La cada vez más pálida Venecia. Egipto replegado frente a la gran Esfinge. Las ordas sordas de Mitilene. Las frágiles voces japonesas de Yeddo. Los rostros dorados de China. Renee vive errática. Los hombres y el matrimonio la ofenden. Lánguida, melancólica, extremadamente sensible, regresó a París, a su apartamento en la avenida de Bois de Boulogne. Para ver más. Para resucitar a la mítica Safo de Lebos. Para probar que era posible escribir sin disimulos sobre sus amores con otras mujeres. Para regalarles sus ojos. Aquellos que vieron tantos crepúsculos, tanto mar, tantas violetas.