sábado, agosto 20, 2005

Desacuerdos

Entró por el pasillo y detrás de él el silencio, la espera, el aire espeso. Yo quería llorar pero las lágrimas se quedaban ahí. Enredadas entre las cortinas. Estaban. Pero encogidas.
- Tengo miedo- dije sencillamente. Pesadamente. Mientras él se hacía más pequeño derramándose al lado de la mesita de luz.
- Algo increíble. Tarda más el tiempo que el reloj.- fue su única respuesta.
Dos veces quisimos juntar las rodillas. Y dos veces temblamos de frío.
A veces es así: si uno se baja se demora el encuentro.

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