jueves, octubre 27, 2005

hoy

Tal vez porque aprendí a llorar de tarde en tarde, no me sorprende un cielo cerrado. Ni algo que no sucede. Ni las esperas que se repiten. Desde una caja manchada viene una melodía apretada, pegadiza. Y el mundo entra por la puerta sin que yo lo pueda recibir como creo se merece. Hoy hicieron estallar un vidrio. Hoy caminé sobre una alfombra roja que no conduce a ningún sitio. Hoy estuve con tanta gente que no me dice nada. Hoy también lo esperé. Si pudiera recuperar mi silencio. Irme en la noche. Encontrar esa palabra precisa. ¿que es lo que esperamos en vano? ¿que cosas te estremecen?

martes, octubre 11, 2005

A destiempo

Es natural que los espectadores se paren frente del escenario. Está bien que la gente se encuentre en la costanera. Esos puestos de pastelitos. Las mesitas bajas. El mate yendo y viniendo. Los canteros. Un montón de muchachos en el borde de la vereda.
Pero a mi me cuesta encontrarme entre los otros. Muchas veces me hacen sentir más sola.
Si en esas horas pudiéramos descender hacia la anchura del río. No tener miedo. Verte así. Sentirte así. Mirando el agua, como si en verdad viéramos cosas. Como si saliéramos de viaje.

El silencio

Fue un regalo: El silencio a veces es una respuesta. Otras, el tiempo necesario de reflexión antes que sobrevenga la palabra que creemos justa. El momento en que decididamente sentimos que hay algo para decir. El silencio también es el momento indicado para descansar. Para reposar. Para decir aquí estoy. De aquí parto. Cuando esto pasa puede suceder que hay alguien más que también espera. Al mismo tiempo, en otro lugar, distante pero palpable, entonces también se da cuenta.

martes, septiembre 27, 2005

Ese sí

Hoy entre las once y las doce hubo como un agujero insuperable. Las once eran un pececito azul de vidrio, ánimo, espera. Las doce un frío retraído, las mismas palabras ya dichas. Pero te esperé y llegaste justo. Está también ese viaje pendiente. Ese sí sin tanto esfuerzo. Andar como descalza. Pudiéndome despegar. Una fiesta entera.

La búsqueda

Conocer un hábito viejo. En ese momento descubrirnos en lo más hondo. Quedarnos perdidos aunque simularlo mirando un único espejo. No se como decirlo. Ayer he oído excusas y disculpas. Pero fue más bien escuchar alejándome. Ahí sin poder sentir. Es mi duro horizonte que no conozco. Mi tango vuelto a escuchar para mi sola. Mi mundo en un papel de cartas. Mis palabrasjuntadas. Eso de armar un cigarrillo con un amanecer dándome vueltas. Un gancia con limón. Un disco de vinilo. Otras noches. Tan tarde. Tan difícil de encontrar.

martes, agosto 23, 2005

La espera

Intento querer la bella pantalla de mi escritorio, con la gran ventana que se abre generosa hacia algunos visitantes. Ahora los tengo aquí. Al lado. Verdad que hace unos años no lo creería. Hay una tarea que lleva mis días y mis horas. Y a veces me hace doler por dentro. Como esa palabra que a veces no aparece. A veces estoy sola con mi deber y mi silencio. Hasta ese instante que tengo algo que decirme. Mi consuelo es que en las noches abiertas, acaso ahora mismo, se que hay una ráfaga y un reposo. Un sabor a frutillas fuertes. Un hombre que del mismo modo espera. Un deseo de darnos cuenta.

sábado, agosto 20, 2005

Desacuerdos

Entró por el pasillo y detrás de él el silencio, la espera, el aire espeso. Yo quería llorar pero las lágrimas se quedaban ahí. Enredadas entre las cortinas. Estaban. Pero encogidas.
- Tengo miedo- dije sencillamente. Pesadamente. Mientras él se hacía más pequeño derramándose al lado de la mesita de luz.
- Algo increíble. Tarda más el tiempo que el reloj.- fue su única respuesta.
Dos veces quisimos juntar las rodillas. Y dos veces temblamos de frío.
A veces es así: si uno se baja se demora el encuentro.

viernes, agosto 19, 2005

Eso imperceptible

Recortar solo un párrafo de una noticia perdida. Abandonada entre otras mil palabras que la rodean. Recortarla, ni siquiera prolijamente, pero si sacarla del mar de otros anuncios que tampoco informan nada. Colocarla arriba de la mesa. Ponerla, así, simplemente al lado de una taza caliente. Correrla de su lugar imperceptible y minúsculo. Para que sea toda ella. Altiva. Altanera. Orgullosa y sencilla noticia que hace momentos se extraviaba en el mundo. Sé que puedo acercarte eso imperceptible. Que septiembre sea septiembre. Llenarte los ojos con una banda de gorriones.

miércoles, agosto 03, 2005

Más conmigo

A veces sé que me duele algo. Pero no siento nada. Puedo solamente querer no estar en un lugar, aborrecer la obligación que me espera, asfixiarme en una habitación con gente. Las voces que hablan pero no dicen nada. Porque no son ellos pero me lo recuerdan. También una mano que no se acerca. Que tímida se queda rozando un vaso. El agua en el vaso que se evapora pero lento. Un crucigrama sin terminar. Los platos sucios. Amontonados. Rojos de salsa. Eso de irme. De irme despacio derramándome por los pasillos. Siendo yo pero sin que se den cuenta. También esperando desde ahí. Animándome desde ahí. Tardando desde ahí. Hasta que siento que el aire se va alivianando desde abajo. Espaciosamente. Lentamente más dueña de mi infortunio. Más cerca. Yo conmigo.

Un momento

Una pregunta se suspende en el aire. Asume un momento y desaparece. Las creencias que se mueven. Una hojita de albaca se inquieta ante mis dedos y se derrama. El sentido de las cosas en su desplegarse. Las palabras que se amontonan pero no dicen nada. El roce de tu mano. Eso sí. Un momento. Un momento que se queda pasando.

viernes, abril 01, 2005

Milonga

Tantos días difíciles. Solo a veces sentir algo inmenso. Adentro. Conmigo. Es tan complicado ser libre de aquello que no te deja ser auténtico. Es tan sabio dejarse llevar. Solo el ahora. Lo más importante en lo más ínfimo. En el detalle. En eso que no siempre tenemos en cuenta. Nada de palabras. La corriente abajo. Confiar en lo infinito. Estoy segura que te podría regalar todas mis margaritas. Las marchitas de Zitarrosa. Las del próximo septiembre. Quitarte las penas. Vernos con ojos grandes. Una historia. De esas que quedan en el aire. Milonga, tu compañera.

martes, marzo 15, 2005

Héroes

Ayer traías tantos números en los brazos que fue inevitable ahogar los amarillos en las tazas de café. Sobre el aire había también un monte y demasiados pretextos. Yo creo que es posible dejar de ver tanta gente mendigando unas monedas. Yo pienso que debiéramos volver de tanta inercia. En mi balcón el domingo alguien ha dejado un sobre con trocitos de poemas. Ese hombre debió subir un muro y no tuvo miedo a las alturas.

sábado, marzo 12, 2005

Ese

Hoy he visto a un hombre elevarse en una pregunta. Y lo sentí cerca tocando mis secretos. No me importaron sus miedos ni las mujeres que lo habitaron. Desee su futuro. Las noches en que el amor no le será ajeno. Los gestos que imagino. El encuentro cruza una calle y mira el semáforo en verde. También una mesa. Una línea. Una distancia.

sábado, febrero 19, 2005

Abre la puerta

Sobre este cuerpo
con curvas y blanco
pero sobre todo mío
Deshácete en el aire
evapórate en la noche

Desciende hasta el centro
de lo siempre e interminablemente descentrado

Enjuágate tus lágrimas
recoge las múltiples palabras no dichas
las noches de esperas
las citas postergadas

Sobre la memoria de lo que no permanece
y el olvido de lo siempre presente
Rechaza las cadenas infinitas
de pactos que esclavizan

Atrévete a traspasar el horizonte
abre la puerta
barre los silencios

domingo, enero 02, 2005

Las imágenes del trágico incendio: ¿información sin límite o respeto del dolor?

Las víctimas desnudas sobre la vereda. Los desgarradores llantos ante la peor noticia. Los intentos de reanimación de los heridos. Las esperas angustiosas en la morgue. Abundaron los primeros planos de rostros gritando. Los cuerpos sin vida.
Como no podía ser de otra manera, la información sobre el incendio en un recital de un grupo de rock acaparó la atención nacional durante días. Las escenas semejaban sucesos de una película. El acontecimiento fatal y espectacular a la vez, pareció especialmente destinado para la pantalla televisiva. Y, ante esto, numerosos medios consideraron que todo debía ser visto y mostrado. El lema, muchas veces, pareció ser: “cuánto más espanto, mejor”.
Es cierto que no existe ningún reglamento que indique cómo proceder en estos casos. La frontera que separa la información de la estimulación al espanto son muy frágiles. Y sería una ingenuidad proponer que los noticieros no se hagan eco de estos acontecimientos. La noticia de un drama colectivo es siempre algo no rutinario digno de atención. Sin embargo, ¿ es imprescindible mostrar el acto estremecedor de una persona combatiendo entre la vida o la muerte?
Desde el atentado producido a las torres gemelas el 11 de septiembre en EEUU, sabemos que los medios de comunicación pueden narrar de otra forma las catástrofes. En esa oportunidad, aunque los hechos causaron cerca de 3000 víctimas, no existió una sola imagen de un cadáver. La televisión norteamericana optó deliberadamente, por no difundir imágenes “chocantes”. Las autoridades de los canales decidieron no difundir ninguna escena dantesca.
En oposición, muchas de las cámaras que registraron los hechos del incendio en “República Cromagnon”, lamentablemente no se limitaron a dar cuenta de lo sucedido. Su objetivo principal fue producir emociones en los espectadores. Esta transmisión reiterada de escenas desgarradoras remiten a un eterno debate ético. Por un lado, el derecho del público a recibir una información completa. Por otro, la necesidad de respeto por el sufrimiento de las personas y la sensibilidad de los televidentes.
Tal vez sea la hora de llegar a un punto intermedio entre la libertad de prensa y el derecho a la privacidad de los heridos, los muertos y sus familias. La mesura debería ser un buen parámetro para la información de una tragedia.
Ante la cobertura de un drama colectivo, se trata de tener una actitud humana y respetuosa. No se puede mercantilizar con el dolor.